Templos de Angkor (I): Los grandes templos

Cuando lo contado se queda corto, cuando por mucho haber leído nada es como te lo imaginabas, es es estos casos cuando viajar se convierte en algo mágico, que te atrapa de por vida y no te deja escapar. Esto es lo que me pasó al visitar los majestuosamente grandiosos templos de Angkor, que son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1992. Es en este tipo de lugares donde este proverbio asiático cobra más sentido: Es mejor ver algo una vez que oír sobre ello mil veces
Los camboyanos están tan orgullosos de estas joyas arquitectónicas que poseen, que el templo de Angkor Wat aparece en su bandera. Y no es para menos. Los templos se extienden sobre una superficie de aproximadamente la extensión de Gerona (no sé donde leí esto). ¡Ahí es nada! Es aquí donde el Imperio Jemer tenía su sede principal durante su época de máximo esplendor, entre los siglos IX y XV. Seiscientos años dan para mucho, sobre todo para un imperio tan poderoso como el que hizo construir Angkor.
Soldados guardianes de una de las puertas de Angkor Thom
Soldados guardianes de una de las puertas de Angkor Thom

Si se quieren visitar los templos, la mejor opción es cogerse una habitación en Siem Reap. Desde ahí hay unos seis kilómetros hasta el puesto que hay para sacar las entradas. Hay tres opciones: pase de un día ($20), pase de tres días ($40) y pase de siete días ($60). Si se opta por los tickets de más de un día, se puede alternar los días y combinar la estancia en Siem Reap con alguna excursión o algún día de descanso. En la taquilla, se paga en dólares y te hacen una foto. Así que el ticket es personal e intransferible. Además es imposible alquilar tu propia moto, coche o cualquier otro vehículo con motor por uno mismo. Siempre tiene que estar conducido por un lugareño.

Para el primer día, decidí alquilar una bicicleta  por  $1 justo enfrente de mi guesthouse. Aunque me decían que estaba loca, que 30 kilómetros en bici para un día era mucho, preferí no hacer caso a los jemeres ya que si pueden ir en moto cien metros lo hacen antes ir andando. Y la verdad que me encantó. Empecé por el recorrido corto que son unos 30 kilómetros en total y en los que se ven los templos principales y más conocidos: Angkor Wat, Angkor Thom y Ta Prohm. Pero también se ven muchos otros que, aunque menos conocidos, tiene su encanto.

Templo de Bayón
Templo de Bayón

Iba yo tan feliz, como siempre, con mi bici, pensando en hacer la primera parada en Angkor Wat  (es el primer templo entrar por el camino que yo tomé) cuando vi una masa de japoneses dirigiéndose ahí y decidí cambiar la ruta e ir a otro sitio menos congestionado. Probé con el siguiente, la ciudad de Angkor Thom, donde se encuentra, entre otros, el templo de Bayón. Acerté. No había casi nadie. La entrada a Angkor Thom la hice atravesando uno de sus puentes, flanqueado por estatuas de guerreros. Angkor Thom fue una ciudad inmensa, de la que hoy solo quedan algunos templos. No hay ninguna casa de los más de un millón de habitantes que llegó a tener cuando Londres sólo contaba con cincuenta mil, ya que se hacían de madera o materiales perecederos.

Templo de Bayón
Una servidora en el templo de Bayón

Después de pasar por la puerta sur y recorrer unos pocos metros por un camino, llegué al templo Bayón (S.XII), también conocido como el templo de las 216 caras. Se llama así porque tiene representadas cuatro caras en cada una de las 54 torres que componen este templo budista.

A parte de las extrañas cara, hay numerosos bajorrelieves por la parte baja del templo representando diversas batallas y momentos destacados de la historia del templo. Además, al igual que la mayoría de los edificios de Angkor, hay representaciones infinitas de asparas, ninfas-diosas tanto de la mitología budista como hinduísta, que a mi me encantan.

Detalle del templo de Bayón en Camboya
En Bayón con dos caras de fondo

Seguí mi ruta hacia el mayor rompecabezas del mundo, con más de 300.000 mil piezas, el  templo hinduísta de Baphuon. ¿Por qué es el rompecabezas más grande del mundo? Antes de que llegaran los jemeres rojos al poder, se estaba reconstruyendo el templo, ya que  estaba casi destruido. Se estaba catalogando cada pieza, pero con la llegada de los jemeres rojos todo el trabajo realizado se perdió y solo quedaron un montón de piedras  que no se sabía donde iban. Hasta que en 2011 se terminaron las tareas de reconstrucción. Ahora todas las piezas están puestas, aunque no sé yo si estarán en su sitio original. ¡Ah! Al entrar en el templo es obligatorio cubrirse los hombros y las piernas. Esto pasa en algún que otro sitio más, que ya iré contando. Yo llevaba siempre dos pañuelos largos en la mochila.

Templo de Baphuon en Camboya
Baphuon

Con el calor que hacía y las empinadas escaleras, subir hasta el tercer
nivel del templo no fue nada fácil, costó sudor y varios tragos de agua. Las vistas desde arriba del todo son bastante bonitas, donde se puede observar varios estanques y los frondosos árboles que pueblan Angkor Thom.

Después de ver la Terraza de los Elefantes ¿os imagináis por qué se llama así? Fui a por mi bici y…. ¡sorpresa! La había aparcado justo al lado de una pareja que ya me había encontrado unos días atrás en la capital.

La puerta de la Victoria de Angkor Thom, Camboya
Mi bici y yo en la puerta de la Victoria de Angkor Thom

Continué hacia la puerta de la Victoria, que creo que esta se destroza en Tomb Raider. Poco después hay dos templos hinduístas gemelos, uno en frente del otro, dedicados a Vishnu y Shiva: Chau Say Tevoda y Thommanom.

Templo de Chau Say Tevoda en Angkor, Camboya
Templo de Chau Say Tevoda

Estos dos templos son prácticamente iguales, no muy grandes pero muy bien conservados o reconstruidos. Se estima que se construyeron a la vez que Angkor Wat, en el siglo XII.

Fue visitando estos dos templos donde conocí a Pedro y Alba, con los que pasé el resto de los días visitando los templos.

Templo de Thommanom en Angkor, Camboya
Templo de Thommanom

El siguiente templo que tocaba en la ruta era Ta Keo, un templo inacabado porque el rey-dios que lo mandó construir murió antes de que se finalizara. La estructura está hecha, las piedras colocadas, pero no hay esculpida ninguna piedra. Es un templo bastante grande y estaba hecho de tal forma que tuviera un lago artificial rodeándolo, simulando el Monte Meru.

Mi próximo objetivo fue el templo de Ta Nei, de finales del siglo XII. Nadie dijo que fuera fácil encontrarlo. Seguí las indicaciones de un guía, pero me costó bastante encontrar este pequeño templo, principalmente porque no había turistas y el camino que llegaba hasta él estaba bastante embarrado. Pero lo conseguí, y creo que fui la única ese día. No encontré a nadie e incluso llegué a pensar que lo había descubierto yo. Tenía ya un nombre pensado y todo.

Templo de Ta Nei en Angkor, Camboya
Ta Nei

Ta Nei está en medio de la naturaleza, literalmente. Cubierto por árboles, maleza y musgo. Se encuentra en unas condiciones de conservación bastante malas y me da a mi que no tienen pensado restaurarlo a corto plazo. Lo bueno, que se encuentra en un pequeño oasis: sombra de árboles, aire fresco, ningún turista.  Un buen sitio para hacer un alto en el camino y coger fuerzas para el resto del trayecto.

Ta Nei en Angkor, Camboya
Ta Nei por dentro

El templo está casi intransitable por dentro, ya que muchas piedras han caído de los muros y la mayoría de las puertas y ventanas están reforzadas con algún tipo de andamio. Aún con todo esto, este templo me encantó, puede que sea por la tranquilidad que se respiraba a su alrededor.

Yo no me quedaba demasiado tiempo, quería ir a Angkor Wat a ver la puesta de sol, pero me faltaba ver Ta Prohm, el de Tomb Raider. Este templo es conocido por sus enormes raíces cubriendo las paredes, pero, además, tiene una estructura y unos relieves magníficos. Este templo funcionó como monasterio budista y fue construido a principios del siglo XIII.

Raíces en Ta Prohm en Angkor, Camboya
Raíces en Ta Prohm

Hay partes del templo que se encuentran totalmente derruidas, pero otras que han sido perfectamente restauradas. Por otro lado, muchas de las raíces no se pueden quitar, ya que ahora hacen de soporte para que no se caigan las piedras, pero también quitarían mucho del encanto que tiene Ta Prohm.

Raíces en Ta Prohm en Angkor, Camboya
Ta Prohm

Para rematar el día, me quedaba ver la puesta de sol en Angkor Wat, así que cogí mi bici y me fui hasta ahí, siguiendo las masas. No vi por dentro el templo, lo dejé pare el día siguiente con más calma. Tampoco hay que darse una paliza tan grande el primer día.

Cuando el espectáculo terminó,  volví a Siem Reap algo rápido para que no se me hiciera de noche.

Al día siguiente me esperaba Angkor Wat y los templos del recorrido largo.

Angkor Wat un poco antes de la puesta de sol
Angkor Wat un poco antes de la puesta de sol

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4 Comentarios

  1. Laura Martinez

    16 julio, 2018 at 2:31 pm

    Que hermosas fotos y que bonita experiencia haz vivido, gracias por compartirla con nosotros, he tenido el placer de poder realizar varios Viajes a Camboya y me parece un destino mágico, es mucho lo que transmite a nivel cultural, religioso y humanitario… Para mi fascinante!!!

    1. Flavia Around the World

      7 agosto, 2018 at 7:25 am

      ¡Hola Laura!

      sí, para mi Camboya es un esencial del Sudeste Asiático. Los templos de Angkor es de esos lugares que de verdad hay que ver una vez en la vida.

      Un saludo,
      Flavia

  2. JOAQUIN

    26 enero, 2020 at 5:02 pm

    Wow! Que lugar majestuoso! Aun no conozco Camboya pero esta entre mi Top 3 de proximos destinos… espero poder conocerlo este año!
    Un saludo Flavia!

    1. Flavia

      31 enero, 2020 at 9:40 am

      Seguro que pronto llegará Camboya 🙂 Es un lugar excepcional
      Un saludo Joaquín,
      Flavia

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