Pamukkale e Hierápolis, la combinación perfecta

Cuando los griegos descubrieron Pamukkale, este paraíso de aguas termales y travertinos, no lo dudaron mucho y en lo alto de la colina crearon Hierápolis. A los romanos, aficionados a los baños, también les gustó y no se fueron. Pero los bizantinos hicieron que Hierápolis fuera próspera.

Terrazas de Pamukkale
Terrazas de Pamukkale

Hoy en día Pamukkale es uno de los destinos preferidos para los turistas que van a Turquía y quieren admirar los castillos de algodón tan idílicos y a la vez tan de otro planeta. Porque sí, parece que alguien haya querido poner a propósito esas terrazas blancas con agua en medio de una gran llanura.

Yo en Pamukkale

Nosotros llegamos a Pamukkale después de unas tres horas desde Éfeso en el coche que habíamos alquilado en Izmir. Otra forma de llegar aquí es viajar desde Madrid a Estambul (o desde mejor te pille) y luego ya en Estambul coger un vuelo interno o un autobús. Si ya estás en Éfeso, encontrarás muchos autobuses que te acercan hasta Pamukkale.

Una vez ya a los pies de Pamukkale, sólo te queda pagar las 25TL, quitarte los zapatos y subir por las laderas llenas de agua y caliza. Ten cuidado de no resbalarte y, si llegas a medio día como nosotros, de no quemarte con el sol.

Deslumbrante blanco de Pamukkale
Deslumbrante blanco de Pamukkale

Subiendo poco a poco nos fuimos encontrando con esas terrazas, unas llenas de agua donde meter los pies, otras vacías. Fue ahí cuando me pregunté por qué no todas tenían agua: ¿Habrá sido un año seco? ¿El cambio climático? ¿Desperdician mucho el agua? Nada de eso. Regulan el agua que hay en las terrazas, por eso hay unas con agua y otras vacías. Esto no lo hacen porque no haya agua, sino por conservar mejor este Patrimonio de la Humanidad. De todas formas el paisaje de estos algodones es increíble y singular. Al tocarlo piensas que va a ser resbaladizo o incluso blando, pero es duro y más bien rugoso.

Una vez en lo alto de la colina, llega la gran recompensa, las grandes vistas. Disfrútalas con tiempo, sin prisas y coge fuerzas para ver Hierápolis.

Teatro de Hierápolis
Teatro de Hierápolis

Puede que esta ciudad no te sorprenda de primeras si ya has visitado Éfeso, pero tiene rincones que te pueden sorprender y mucho. Por ejemplo, el teatro lo ves desde fuera y no parece que tenga más que gradas, pero cuando entras te encuentras con un escenario, donde cualquier actor desearía poder realizar cualquier pieza de teatro por muy corta que fuera. De todos los teatros que vi durante mi viaje por Turquía, este es mi preferido.

Templo de Apolo Hierápolis
Templo de Apolo

Del templo de Apolo hoy sólo se conservan unas pocas columnas en pie, pero te puedes llegar a hacer una idea de lo que debió de ser el templo en sus días de gloria.

La vía Frontinus Hierápolis
La vía Frontinus

La vía Frontinus está muy bien conservada, con su suelo de mármol, sus columnas laterales y su puerta al fondo. ¡Tendría que ser majestuosa en su tiempo!

Otro lugar destacado, que está un poco apartado, es el Martirio de San Felipe el Apóstol, aunque realmente no se sabe a que Felipe es al que se martirizó aquí. Lo mejor de aquí es la extraña estructura octogonal y las vistas.

Vistasde Hierápolis desde el cementerio
Vistasde Hierápolis desde el cementerio

Si llegas hasta el antiguo cementerio, podrás encontrar una tumba de un tocayo mío, Flavius, un importante comerciante de la zona. ¡Me hace ilusión encontrar mi nombre por el mundo!

Atardecer en Pamukkale
Atardecer en Pamukkale

Intenta hacer coincidir el fin de tu visita por Hierápolis con el atardecer en Pamukale. Es el mejor momento del día y, aunque sea cuando más gente hay, merecerá la pena contemplarlo. Este será el cierre perfecto a la visita de este extraordinario emplazamiento: uno de los sitios más bizarros de la naturaleza, con una bonita ciudad creada por el hombre.

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2 Comentarios

  1. la cosmopolilla

    20 julio, 2015 at 10:07 am

    Ay, qué recuerdos del bello Pamukkale. Es verdad que ya no es como en las fotos de los folletos turísticos, que sólo corre agua por una de las laderas. Pero, menos mal que ahora controlan el turismo masivo, ¡porque ha estado a punto de desaparecer! Para mí el mejor momento fue al atardecer, con el sol poniente me bañé en sus piscinas, y en la parte baja de la montaña no había prácticamente turistas, todos se habían quedado en la parte del principio (arriba, donde deja el bus). Un abrazo de la cosmopolilla

    1. Flavia Around the World

      20 julio, 2015 at 11:26 am

      Es un sitio precioso. Sí, yo leí que hace unos años ¡había hasta hoteles arriba y habían hecho una carretera y todo! Menos mal que se han puesto las pilas y lo están conservando como debe ser 😉

      Yo en las piscinas no me bañé 🙁 Fui en noviembre y al atardecer ya hacía algo de frío (aunque por la mañana pegaba el sol de lo lindo)

      Un beso,

      Flavia

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